Una traducción es una actividad mucho más completa y complicada que el simple traslado de un texto de un idioma a otro. Esta complejidad es lo que ha ido perfeccionando el texto, haciéndolo fiel al original, al tiempo que se adecuan los usos lingüísticos, y complicaciones gramaticales.
Todo este arte que resulta de unir los elementos anteriores, ha hecho imposible realizar una traducción de calidad, acudiendo solamente a una máquina o técnica de traducción automática.
La traducción
Para lograr el traslado de una traducción correcta y de calidad, es preciso seguir ciertos pasos, que harán en la práctica que traducir sea más completo y ordenado, consiguiendo la máxima precisión en el resultado.
De manera previa al trabajo de la traducción como tal, se deben seguir algunas recomendaciones, que lograran ubicarnos en el contexto adecuado de la traducción.
Leer y conocer
Leer, de manera pausada y comprensiva, todo el texto, conocer la materia de la que se trata, ahondando en todos aquellos detalles que no son de tu dominio.
Conocer la finalidad que lleva el texto ya traducido, y saber a quién o quiénes va dirigida es un punto de mucha relevancia. Esto te permitirá adecuar los términos y enfoques del texto en el idioma de destino.
Claro está, siempre se hará de la manera más fiel posible. Debes conocer el tiempo en que se te exigirá el resultado, y establecer la necesidad de una extensión, si es el caso. Recuerda siempre que se debe realizar cada traslado a otro idioma, con holgura y sin prisas. Solo de esta manera podemos asegurarnos de la excelencia del resultado.
Traducción perfecta
Cuando traducimos, buscamos de manera inexorable la perfección del texto final. Esa búsqueda es la que nos impide ejecutar nuestros procesos con el detalle y dedicación necesarios.
Pero, de igual manera, debemos asumir que la perfección como tal no existe. Siempre podrá existir la posibilidad de que algún revisor encuentre algún detalle, o que a la vista de los lectores puedan encontrarse detalles.
En este sentido, el traductor siempre buscará hacer las adecuaciones y cambios de un idioma a otro, de la mejor manera, sin obsesionarse con los pequeños detalles que alguien pueda encontrar.
Especialidad de la traducción
En la medida de lo posible, siempre tendrás un tópico o dos en los cuales sea experto al traducir.
La traducción de documentos oficiales, o traducción literaria de textos, son ejemplos en los cuales un traductor puede ser experto.
Así mismo, existen muchas materias en las cuales destacar. En la medida que domines de manera amplia, los términos y subtemas que se apliquen, podrás desenvolverte con mayor precisión y fluidez al traducir.
Claro está, si apenas te estás iniciando en la traducción, debes ir explorando temas en la medida que te surjan proyectos. Paso a paso irás precisando el campo en que te sientes más cómodo al tradución.
Herramientas de traducción
El uso de herramientas que puedan asistirte en la realización de una reacción, es una idea muy útil. Acudir a la consulta de glosarios de términos, es una de las que se recurre con alguna frecuencia. Cada traductor puede ir elaborando paso a paso su propio glosario de términos, y puede también compartirlo a través de la web. Si te has especializado en un determinado ámbito o tema para traducir, es de mucha utilidad que recabes los términos comunes en tu propio glosario. Siempre terminan siendo una opción complementaria de los traductores
Revisión de la traducción
Una vez acabada la traducción, debemos someterla a una revisión exhaustiva, a fin de corregir errores de ortografía, gramática, presentación, estilo, y por supuesto inexactitudes del idioma.
La conexión entre frases, y el resultado final congruente, no es tan fácil, cuando intentamos traducir por partes.
En la revisión del mismo traductor, se cuidaron los detalles, pasando los textos por herramientas de corrección gramatical, según el idioma en cuestión.
También se debe dejar descansar la traducción o texto final, a fin de que podamos verla “con otros ojos”, es decir, bajo un ángulo diferente, que nos permita apreciar errores.
En una nueva revisión, después de reposarla, puedes encontrar errores que el agotamiento, o lectura repetida, no te dejaban encontrar.
Así mismo debemos hacerla revisar por una tercera persona, o revisor externo.
Esta persona leerá la traducción ya realizada, preferiblemente sin conocer el texto original.
De esta manera, logrará detectar errores de sintaxis, o de construcción en el texto.
Se cree que un revisor externo, que no conozca el idioma de origen, será más adecuado para encontrar errores que obedezcan a cambios errados de frases o palabras.
Trabajo final
Como profesionales de la traducción, debemos conocer la relevancia que tiene en nuestro desempeño, el poder seguir un método bien planificado cuando emprendemos un proyecto.
En pocos pasos se puede resumir la tarea de terminar con una traducción profesional, en tres partes relevantes, que son el estudio del documento o texto a traducir, para conocer la materia, contenido e intención del texto.
Luego procederemos a realizar el traslado de un idioma a otro, siguiendo las normas gramaticales, haciendo uso de las herramientas de traducción asistidas, y glosarios de términos propios, o compartidos.
Una vez culminado el trabajo se debe atravesar por un proceso de revisión exhaustiva, a fin de corregir cualquier inexactitud o imperfección en el texto resultante.
Si sigues este método estructurado, te aseguramos que culminará, con trabajo de primera en tus manos.