Un excelente indicador de la importancia que tiene la traducción jurada la encontramos al remontarnos a la antigüedad, de manera específica a la época del Imperio Romano.
En esos momentos, con el incremento de la actividad comercial se hizo necesarios que las comitivas llevaran consigo personas que hablaran lenguas extranjeras, de gran utilidad en los territorios donde deseaban establecer relaciones mercantiles.
Con esos incipientes inicios, su evolución ha llegado hasta el punto de que en la actualidad los profesionales que se dedican a estas actividades son los únicos que están certificados para otorgar validez a un sinnúmero de textos que deban ser presentados antes distintos organismos oficiales.
En este sentido, las Traducciones Juradas de documentos en idiomas extranjeros es indispensable en el caso de diversos trámites en instituciones académicas, laborales, judiciales, tributarias, de seguridad social e inmigración, entre otros.
En todos estos casos es necesario que un traductor jurado, una vez traducido los documentos presentados, estampe su firma y sello en la traducción de esos documentos, dando fe de su validez legal.
Sin embargo, estos profesionales solo validan que el documento traducido es fiel a lo expuesto en el original. En ningún caso avalan que el contenido del documento sea cierto o no.
¿Cuál es la importancia de utilizar Traductores Jurados?
Con el frecuente intercambio académico, de relaciones comerciales y hasta en ámbito de consultas médicas requerimos presentar documentos, que al estar en un idioma diferente del nuestro amerita una traducción.
Esta traducción, en un principio, se puede suponer que solo necesita de un traductor simple que conozca a profundidad ambos idiomas. Sin embargo, esa traducción solo es válida si se trata de una relación entre particulares.
Cuando se trata de una documentación que debe ser presentada ante organismos oficiales, de manera obligatoria requiere de solicitar los servicios de un traductor jurado.
Esto quiere decir, que en caso de que se presente de esta manera, con la firma de un traductor simple, la documentación será devuelta de manera irrevocable, aunque la traducción sea impecable.
Esto quiere decir que no se trata solamente de traducir un texto del idioma original a la lengua del país de destino. Debe expresar con fidelidad lo que expone el texto original y tener la firma y sello húmedo del profesional facultado para realizar la traducción.
Entre otros detalles significativos, este aval se otorga el Ministerio de Asuntos Exteriores, a unos profesionales que deben cumplir unos requisitos obligatorios y además superar una serie de pruebas para obtener la calificación que les permita desempeñar esta profesión.
Una vez certificado, para realizar esta labor, el traductor jurado evalúa lo que diferencia y lo que acerca a los dos idiomas, con el propósito de adecuar la traducción de manera fehaciente al documento original sin que pierda el sentido del texto.
Radica su importancia en que el traductor jurado tiene que hacer un análisis profundo del original y su contexto y no solo de la lengua en la que está escrito y a la que se va a transcribir.
Si implica conversiones de medidas, uso de siglas; o cómo escribir titulaciones académicas, por mencionar algunos detalles, el traductor jurado debe tener pleno conocimiento.
Otro punto fundamental estriba en que aunque el traductor domine varios idiomas, solo puede trabajar con los que ha obtenido la autorización.
Por otra parte, debe poseer gran dominio del lenguaje, habilidad para escribir con fluidez, impecable ortografía y gramática y un vasto conocimiento de la especialidad con la cual va a trabajar.
En resumen, la composición de las Traducciones Juradas, es superior de lo que puede parecer, ya que, debe respetar su contenido y significado del original, con la finalidad de que sea reconocido ante el organismo donde será presentado.