En el transcurrir de la vida cotidiana obtenemos documentos relevantes en diversos ámbitos, personales o profesionales. Tal es el caso de los certificados de nacimiento o defunción, títulos, un registro de empresa.
Este tipo de documentos, esenciales, son ejemplos de textos que en ocasiones ameritan ser traducidos por un profesional acreditado, para tener validez legal, en algún trámite ante un organismo oficial.
En este sentido, es necesario este trámite, si el texto original está escrito en un idioma distinto del español.
Es importante reiterar que en estos casos la traducción debe ser realizada por un profesional facultado para estos fines.
Por otra parte, en los documentos que tienen fines mercantiles o técnicos, su traducción puede encargarse a un traductor simple. No requieren la certificación oficial, siempre que no necesite presentarse en algún organismo oficial.
Esto no quiere decir que sean inadecuadas las traducciones simples. Este enunciado solo indica que no cuentan con el aval suficiente para ser presentadas ante los distintos entes oficiales.
¿Y en el caso de las traducciones simples o traducciones técnicas, cómo funciona?
Los contenidos técnicos son los que ameritan de parte del traductor, los debidos conocimientos específicos. Debe conocer los dos idiomas a cabalidad.
Del profesional exige un conocimiento amplio de la materia sobre la cual está traduciendo el texto.
En otro orden de ideas, las traducciones simples u ordinarias son traducciones de documentos comerciales, manuales, informes médicos o páginas web, entre otros textos.
Son de manejo muy común en las áreas comerciales o empresariales. En este caso, únicamente se requiere de parte del profesional un conocimiento claro en ambos idiomas, para poder ofrecer un trabajo de buena calidad.
En lo que refiere a documentos de índole personal, inclusive se puede recurrir a las novedosas aplicaciones que existen para el móvil. Solo necesita introducir el texto e indicar el idioma en que desea ser traducido.
Traducción jurada
Por otra parte, en el caso particular y espacial de la traducción jurada se refiere a una traducción legal que ha sido preparada por un profesional acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Estos profesionales, deben pasar por una serie de pruebas y entregar los requisitos exigidos que evalúen su capacidad y conocimientos calificados y suficientes para poder efectuar estas tareas.
Los documentos manejados por ellos deben siempre ser entregados en papel, con la firma y sello del Traductor Jurado. Son documentos perennes, es decir, no pierden la vigencia.
En este caso el sello es el aval de su validez legal. El profesional debe colocar en el documento su sello, que va a certificar ante los organismos que se presente, que es una traducción exacta del original.
¿Quién puede traducir un documento?
Las traducciones de carácter comercial o técnico, no oficiales, pueden ser traducidas por cualquier persona que posea conocimientos en ambas lenguas.
Sin embargo, es recomendable acudir a empresas reconocidas a solicitar recomendaciones. Este paso evita posibles inconvenientes.
Contar con profesionales ofrece la garantía de que el personal al que se le encargue esta labor posea los conocimientos suficientes para entregar un trabajo de calidad.
En otro sentido, es frecuente en los últimos años acudir a las aplicaciones gratuitas que se descargan en el móvil.
Son interesantes y cómodas, pero se aconseja su uso solo para asuntos de interés personal. No poseen ninguna validez legal y en muchos casos es literal, sin los conocimientos que un profesional puede ofrecer.
En otro sentido, en la traducción de documentos legales es obligatorio acudir a traductores oficiales, que han pasado por pruebas para realizar traducciones juradas u oficiales.
En resumen, es importante recalcar que de acuerdo con el documento que requiera una traducción puede seleccionar el profesional.
Solo, tome en consideración que si los documentos ameritan una certificación oficial, debe encargarlo a un traductor jurado, de manera obligatoria.